POR NATASHA RAMÍREZ VANEGAS
La juventud suele ser sinónimo de incomprensión. En esta etapa de la vida, en la cual se construye socialmente la transición entre la niñez y la vida adulta, surgen grandes expectativas que generan comportamientos extraños entre los adolescentes. Suele decirse entonces que ni ellos mismos se entienden.
Ha sido así por décadas: la crisis existencial de los jóvenes viene generalmente acompañada de la deserción escolar, la apatía política, el desempleo agudo y crónico, así como de conducta de riesgo como el alcoholismo y drogadicción. Pero las generaciones actuales viven con mayor dramatismo las paradojas de la juventud.
Cuentan con más acceso a la educación, pero con menor acceso al empleo; poseen un mayor acceso al información, pero menos acceso al poder; tiene mas expectativas de autonomía y menos opciones de materialización; están mejor dotados en sistemas de salud, pero son más vulnerables a enfermedades como el sida; son más prolíferos en sensibilidades, pero mas segmentados en la comunicación.
Una de las evidentes paradojas de la juventud actual está en el mundo laboral, ya que distintas organizaciones reportan el crecimiento continuo de la cobertura en las escuelas de América Latina, así como el aumento de las tasa en las universidades. Sin embargo, los muchachos enfrentan grandes dificultades a la hora de buscar un empleo.
La estabilidad es casi un sueño para ellos. En el 2000, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, (Unesco) estableció que durante la vida laboral un joven de esta generación puede tener un promedio de 12 empleos diferentes, un aspecto que, según los especialistas, aumenta su incertidumbre y los hace más propensos a las redes de la delincuencia.
Las nuevas generaciones se debaten entre estas mismas contradicciones. Porque en medio de adversidades como el desempleo, la criminalidad, la prostitución o el alcoholismo, también hay iniciativas admirables, forjadas desde el reconocimiento de sus derechos hasta el apoyo de ambiciosos proyectos económicos y sociales.
En medio de tanta paradoja, la más grande resulta ser la estigmatización a los jóvenes, a pesar de que ellos son el porvenir de la humanidad. La persistencia de una sociedad centrada en los adultos es parte del origen de los problemas que agobia a los jóvenes, según explica Nil Kastbertg, director regional del fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Se esta frente a la necesidad de que los adultos hagan una reflexión sobre la forma en que están tratan a los adolescentes, porque ellos no están construyendo un futuro para nosotros.
Hay que darnos un mayor espacio de participación. Es necesario que el gobierno se esfuerce un poco en la formulación de políticas y el desarrollo de programas que nos atiendan, pero también la sociedad debe hacer un enorme esfuerzo para tratar de revestir, en el corto plazo, esa tendencia de exclusión e intolerancia que ejerce sobre la juventud.
El papel de los jóvenes es determinante en el desarrollo del país. Su introducción en la vida productiva y social que les permitirá a ellos crecer y madurar en entornos más adecuados, y al resto de la sociedad, convivir mejor con el futuro.
http://www.abc.es/hemeroteca/historico-25-11-2002/abc/Toledo/la-juventud-ese-mito_145721.html
Ha sido así por décadas: la crisis existencial de los jóvenes viene generalmente acompañada de la deserción escolar, la apatía política, el desempleo agudo y crónico, así como de conducta de riesgo como el alcoholismo y drogadicción. Pero las generaciones actuales viven con mayor dramatismo las paradojas de la juventud.
Cuentan con más acceso a la educación, pero con menor acceso al empleo; poseen un mayor acceso al información, pero menos acceso al poder; tiene mas expectativas de autonomía y menos opciones de materialización; están mejor dotados en sistemas de salud, pero son más vulnerables a enfermedades como el sida; son más prolíferos en sensibilidades, pero mas segmentados en la comunicación.
Una de las evidentes paradojas de la juventud actual está en el mundo laboral, ya que distintas organizaciones reportan el crecimiento continuo de la cobertura en las escuelas de América Latina, así como el aumento de las tasa en las universidades. Sin embargo, los muchachos enfrentan grandes dificultades a la hora de buscar un empleo.
La estabilidad es casi un sueño para ellos. En el 2000, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, (Unesco) estableció que durante la vida laboral un joven de esta generación puede tener un promedio de 12 empleos diferentes, un aspecto que, según los especialistas, aumenta su incertidumbre y los hace más propensos a las redes de la delincuencia.
Las nuevas generaciones se debaten entre estas mismas contradicciones. Porque en medio de adversidades como el desempleo, la criminalidad, la prostitución o el alcoholismo, también hay iniciativas admirables, forjadas desde el reconocimiento de sus derechos hasta el apoyo de ambiciosos proyectos económicos y sociales.
En medio de tanta paradoja, la más grande resulta ser la estigmatización a los jóvenes, a pesar de que ellos son el porvenir de la humanidad. La persistencia de una sociedad centrada en los adultos es parte del origen de los problemas que agobia a los jóvenes, según explica Nil Kastbertg, director regional del fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Se esta frente a la necesidad de que los adultos hagan una reflexión sobre la forma en que están tratan a los adolescentes, porque ellos no están construyendo un futuro para nosotros.
Hay que darnos un mayor espacio de participación. Es necesario que el gobierno se esfuerce un poco en la formulación de políticas y el desarrollo de programas que nos atiendan, pero también la sociedad debe hacer un enorme esfuerzo para tratar de revestir, en el corto plazo, esa tendencia de exclusión e intolerancia que ejerce sobre la juventud.
El papel de los jóvenes es determinante en el desarrollo del país. Su introducción en la vida productiva y social que les permitirá a ellos crecer y madurar en entornos más adecuados, y al resto de la sociedad, convivir mejor con el futuro.
http://www.abc.es/hemeroteca/historico-25-11-2002/abc/Toledo/la-juventud-ese-mito_145721.html
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