POR NATASHA RAMÍREZ VANEGAS
En uno de los sitios más estratégicos de la ciudad de Medellín se encuentra ubicada la mal llamada “Plaza de la Luz”, que en realidad se llama Plaza de Cisneros y que nunca podrá llamarse de la luz, en mi opinión es el peor adefesio que ha permitido construir una comunidad.
Pues, en una ciudad que cada día pierde su verdor bajo toneladas de cemento, que se levantan como unidades habitacionales, se le ocurrió permitir darle paso a un bosque artificial de 10 mil metros cuadrados donde se construirían 365 postes de 25 metros de altura de metal; conformados por círculos y secciones transparentes por donde se proyectaría luz, según la posición de la luna: menguante, creciente, nueva y llena.
Hoy en día por ninguna parte vemos la luz que proyectaría la Luna, la cosa no es si pasar o cometer el error de llevar a un visitante en cualquiera de estos periodos lunares para darse cuenta que los postes no alumbran ni deslumbran según los ritmos milenarios de está, sino que están ensayando iluminarlos con reflectores electrónicos, lo que con lleva a un alto costo de operación.
“Al bosque artificial se agrega uno de guadua, que juega con el sol y sombra en el día, hay callejones de agua, piso de pizarra y piedra que se transforman en 500 bancas, que el público, al entrar le dan sentido”. Pero esto al igual que la luz tampoco se ve, pues no hay donde sentarse, los callejones de agua están secos y llenos de basura y al medio día el sol derrite la cabeza.
http://www.vivirenelpoblado.com/index.php?option=com_content&task=view&id=1946&Itemid=32
Lamentablemente esos nueve mil millones de pesos que se invirtieron en la construcción de la “Plaza de la Luz”, se han escurrido entre los desagües del meadero más grande del mundo diseñado por una alcaldía.
¿Cuándo será el día que llegue un Alcalde y de manera osada promueva y consiga la demolición total de estos postes, limpiando el ambiente visual y librando a la ciudad de ese gran orinal publico?
Pues, en una ciudad que cada día pierde su verdor bajo toneladas de cemento, que se levantan como unidades habitacionales, se le ocurrió permitir darle paso a un bosque artificial de 10 mil metros cuadrados donde se construirían 365 postes de 25 metros de altura de metal; conformados por círculos y secciones transparentes por donde se proyectaría luz, según la posición de la luna: menguante, creciente, nueva y llena.
Hoy en día por ninguna parte vemos la luz que proyectaría la Luna, la cosa no es si pasar o cometer el error de llevar a un visitante en cualquiera de estos periodos lunares para darse cuenta que los postes no alumbran ni deslumbran según los ritmos milenarios de está, sino que están ensayando iluminarlos con reflectores electrónicos, lo que con lleva a un alto costo de operación.
“Al bosque artificial se agrega uno de guadua, que juega con el sol y sombra en el día, hay callejones de agua, piso de pizarra y piedra que se transforman en 500 bancas, que el público, al entrar le dan sentido”. Pero esto al igual que la luz tampoco se ve, pues no hay donde sentarse, los callejones de agua están secos y llenos de basura y al medio día el sol derrite la cabeza.
http://www.vivirenelpoblado.com/index.php?option=com_content&task=view&id=1946&Itemid=32
Lamentablemente esos nueve mil millones de pesos que se invirtieron en la construcción de la “Plaza de la Luz”, se han escurrido entre los desagües del meadero más grande del mundo diseñado por una alcaldía.
¿Cuándo será el día que llegue un Alcalde y de manera osada promueva y consiga la demolición total de estos postes, limpiando el ambiente visual y librando a la ciudad de ese gran orinal publico?
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